
No por ser un animal pierde importancia, ella fue una leal compañera desde su condición perruna, ella lloró conmigo y rio conmigo, compartió mis mejores y peores momentos, como cuando murió mi padre que permaneció a mi lado por horas acompañándome en mi tristeza. Me salvó de la muerte bajo las llantas de un carro al jalar la correa con la que la llevaba, hacía el otro lado de donde el vehiculo venía en reversa. En diez y siete años son muchas situaciones que nos unieron y por eso hoy le digo hasta siempre mi chiquita, siempre estarás en mi corazón.